miércoles, 13 de febrero de 2008

A PROPÓSITO DE LA EDUCACIÓN EN EXTREMADURA

Las medidas de choque planteadas por la consejera de educación de la Junta de Extremadura para mejorar la calidad y la equidad educativa recaen en los errores cometidos en la era Ibarra y suponen un llover sobre mojado que, en lo fundamental, no servirán para los objetivos propuestos si continúan olvidando el factor humano.

Es evidente que hace falta invertir en nuevas tecnologías, pero no es obligatorio comenzar la casa por el tejado, como está haciendo la Junta en todo lo referente a nuevas tecnologías, reflejo de una política hecha a la carrera. Se compra y envía el material a los centros y, después, se forma a los docentes. Los "ordenadores de Ibarra" todavía duermen sobre los pupitres por falta de uso. Y no estamos en Extremadura tan boyantes de dinero como para que una inversión tan cuantiosa como la dotación de un ordenador por alumno se haga a costa de recortes en otras áreas, por ejemplo la dotación de personal a los centros.

En cuanto a las otras medidas planteadas por la consejera, no hay nada de nuevo. Las becas para los libros de texto ya se están otorgando desde hace muchos años, pero se ahorrarían más las familias extremeñas si realmente se cumpliesen religiosamente los 4 años que deben mantenerse unos determinados libros de texto en los centros y que, en los institutos sobre todo, con la llegada de un nuevo profesor cambia el libro. Tampoco se hace nada por incentivar al profesorado a "olvidarse" un poco de los libros de texto y buscar materiales didácticos alternativos que se adecuen más a las características de cada centro y cada aula.

El plan de refuerzo por las tardes para los alumnos con riesgo de suspender en junio es algo que ya se está realizando de manera voluntaria en los centros que lo han solicitado, ¿qué hay de nuevo en la medida?

La cualificación profesional para los alumnos que no finalizan la ESO se viene realizando a través de los planes de garantía social y, por cierto, con un índice muy bajo de reinserción al sistema educativo formal. Ahora, sin embargo, se llamarán "programas de cualificación profesional", pero ¿sólo cambiará el nombre o introducen elementos innovadores que mejoren lo anterior?

En cuanto a las infraestructuras educativas, es necesario, desde luego, que se construyan las que hagan falta, pero eso no debe implicar que se olvide de adecuar las existentes, porque, por poner un ejemplo, nuestra región está llena de centros de infantil, primaria y secundaria con un sistema de calefacción deficiente y posiblemente nuestros hijos e hijas pasen más frío en sus aulas que los finlandeses en las suyas, pese a ser el nuestro un país mucho más cálido.


Mejorar la calidad y equidad educativa, acercarnos a los niveles medios nacionales y europeos no es algo que se resuelva con los parches que el Consejera propone: se necesita apostar abiertamente por la formación y actualización del profesorado, por su incentivación profesional y por desarrollar un modelo educativo propio, que no sea una copia del modelo central trasladado a Extremadura, sino que se adapte a las características de nuestra comunidad autónoma que es, a ver si terminamos de enterarnos, una comunidad eminentemente rural.


Julio Alejandre

Candidato nº 1 por IU al Congreso de los Diputados por Badajoz

LA FALACIA DEL VOTO UTIL

Desde hace décadas, cuando se acercan las elecciones, sobre todo las nacionales, algún que otro partido mayoritario desempolva puntualmente la teoría del voto útil con la idea de aumentar sus votos hacia la izquierda y comerle todo el terreno posible a Izquierda Unida captando el voto de los indecisos de izquierda, de los pragmáticos, de los confiados, de los que no quieren que gobierne la derecha bajo ningún concepto, y aplican esta receta con mucha demagogia y pocos escrúpulos. Nos referimos a esa teoría que pregona que, para superar a la derecha, es mejor aglutinar el voto de izquierda en un solo partido (el suyo), porque dispersarlo (que queda mejor que compartirlo) beneficia únicamente a la derecha.

Sin embargo, cada vez hace más agua esta doctrina, porque, como la falacia que es, y como ocurre con todas ellas, el tiempo acaba por descubrirlas, haciendo cierta la frase (quizá de Bertold Bretch) que postula que se podrá engañar a unos pocos durante mucho tiempo, o a mucha gente poco tiempo, pero que no se puede engañar a todos todo el tiempo. Así que, aunque haga cada vez menos mella en la gente, o mejor dicho, haga mella cada vez en menos gente, vale la pena tirar del trapo del ilusionista para dejar al descubierto un discurso que es, aparte de falso, hipócrita.

Falso por varias razones. Una de ellas es que las hipotéticas bondades del voto útil como acumulación en la izquierda son nimias frente a los evidentes peligros del bipartidismo hacia el que nos estamos encaminando. Otra, y más grave, es esa terminología de “partidos de izquierda” o “partidos progresistas” que tan alegremente emplean nuestros vecinos por la derecha y en la que con igual alegría se incluyen cuando es cada vez más evidente que sus planteamientos apuntan desde hace tiempo en la dirección contraria. Pero para convertir en verdad una cosa no basta con repetirla hasta la saciedad: hay que llenarla de contenido. Y es que no se puede pretender abarcar un espectro político tan amplio sin que se resquebraje el mortero que lo cohesiona; no se puede pretender captar el voto de centro y, si me apuran, de centro derecha sin que surjan grietas y contradicciones evidentes.

Y es hipócrita, porque la filosofía del voto útil hace uso y saca partido a una ley electoral tan injusta y desigualitaria como la que tenemos, que permite que un partido que obtiene el doble de votos que otro tenga la mitad de diputados (representantes), y que el partido socialista, al igual que el partido popular, no han querido cambiar en sus respectivos periodos de gobierno, siendo como es un tema que afecta a los propios pilares de la democracia: no se puede levantar un edificio sin antes apuntalar sus cimientos.

Izquierda Unida, en cambio, representa a la izquierda real, se nutre de planteamientos de izquierda y no está interesada en captar un espectro político ni electoral que vaya desde un extremo hasta el otro: sabemos lo que somos y dónde estamos y es el mensaje que queremos transmitir: si hay una fuerza de izquierdas en nuestro país, si hay una izquierda necesaria que haga de contrapeso al bipartidismo galopante, esa fuerza es Izquierda Unida. Y un voto entregado a Izquierda Unida es un voto útil. Es, estoy convencido de ello, el voto más útil que podemos emitir actualmente.


Julio Alejandre

Candidato nº 1 al Congreso de los Diputados por Badajoz en representación de IU de Extremadura

domingo, 10 de febrero de 2008

LA DEFENSA DE LOS CONSUMIDORES

LA DEFENSA DE LOS CONSUMIDORES

A medida que se acercan las elecciones parece que el país se ha convertido en un enorme mercadillo [enorme subasta retransmitida en directo y con dos compradores mayoritarios] donde todo estuviera de ofertas: yo doy 200 euros a los jóvenes, pues yo se los doy a las mujeres, pues yo compraré un ordenador por cada alumno, yo haré tantos kilómetros en carreteras, yo prometo, yo garantizo, etc., etc., etc. En fin, que las rebajas de enero parecen haber llegado también a la arena política con una frivolidad capaz de dejar frío a cualquiera que tenga unos segundos para reflexionar sobre cómo se están mediatizando y mercantilizando unas elecciones donde está en juego, en cada ocasión, nada menos que la soberanía nacional.

Aunque, por otro lado, no podemos sorprendernos con lo que no es sino un reflejo de la sociedad de consumo en la que vivimos, donde es el capital quien estableces las reglas del juego. En las economías neoliberales, o de “libre mercado”, el estado, según plantean los teóricos, debe permanecer al margen y no intervenir para no estropear el tinglado; a lo sumo, ejercer de agente regulador.

Así las cosas, nos encontramos con que es el ciudadano, entendido como consumidor, quien soporta la enorme presión que las empresas mercantiles (sean del tamaño, carácter o forma jurídica que sean), ejercen para que se gaste, se compre, se hipoteque, se empeñe y, en fin, se consuma. Y el estado, mientras tanto, se inhibe, apegándose al papel que se le ha asignado. Tan bien lo está haciendo que se está olvidando de defender a los consumidores y controlar a los vendedores. ¿Qué partido político lleva en su programa electoral, reciente o pasado, algo relativo a la defensa de los consumidores? De hecho, si siquiera existe una conciencia social sobre este problema. El acoso al que el capitalismo salvaje somete al consumidor no parece preocupar a partidos políticos ni a las administraciones públicas. Sin embargo, no por ello deja de ser menos acoso. Si se legisla sobre el acoso sexual, y se sensibiliza sobre él, y sobre la violencia doméstica, y sobre el acoso en el trabajo y sobre el bulling, por poner unos ejemplos, yo me pregunto ¿por qué no se hace nada, o casi nada respecto a este aspecto?

Si se penaliza al que roba un vehículo, al que atraca un establecimiento, al que no paga una multa, al que no declara lo que tiene, y un largo etcétera, especialmente cuando son ciudadanos de a pie, ¿por qué no se penaliza al que engaña al consumidor de obra o intención?

De obra, cuando nos venden un producto que no nos gusta, que está estropeado, que queremos cambiar, que está en garantía… Si no, que cada cual vea su propio caso y tire la primera piedra piedra el que esté libre de todo engaño. Por proponer un par de preguntas: ¿a quién no le han vendido una mercancía defectuosa de la que después nadie se ha hecho cargo?, ¿a quién no le han puesto obstáculos, y ha tenido que hacer un gasto o un esfuerzo estra, para darse de baja en un servicio que ya no quería?

De intención, porque nos incitan continuamente a consumir mediante publicidad engañosa o manifiestamente falsa. ¿Y quién controla y sanciona eso? ¿No es justo y necesario que el estado que financiamos y elegimos entre todos nos proteja ante el acoso y el engaño de la publicidad? ¿No se debería sancionar con la misma fuerza a quien nos asegura que su automóvil es el número uno mundial sin que eso sea cierto? ¿O a quien nos ofrece dinero sin preguntas, o a quien nos ofrece unos servicios que después no se realizan, que nunca se han realizado? ¿Al que nos promete, probado ante notario, felicidad, seguridad, salud, calidad de vida ..? Y, sin embargo, en este frente estamos los ciudadanos más expuesto que en ningún otro, más indefensos, más desvalidos.

Será que antes se topaba uno con la Iglesia, o ese es el dicho, pero ahora que los tiempos están cambiando se topa uno con el Capital.

Alguien debería romper esta “ley del silencio”, plantear abiertamente y sin complejos el tema y luchar por la defensa de los derechos de los consumidores y las obligaciones de los vendedores.

sábado, 2 de febrero de 2008

MUESTRA DEL DESEQUILIBRIO EXTREMEÑO

LA CAMPIÑA SUR: MUESTRA DEL DESEQUILIBRIO EXTREMEÑO

En el consejo de gobierno extraordinario del ejecutivo extremeño dirigido por el Sr. Fernández Vara, se acordó poner en marcha la “segunda transformación” de Extremadura a través de un ambicioso Plan de infraestructuras que cambiará a nuestra región, una genérica y extensa declaración de buenas intenciones, continuación, suponemos, de la autoproclamada “primera transformación” de Extremadura llevada a cabo por el Sr. Ibarra. Sin embargo, si esta “primera transformación” nos ha dejado situados, según muestran la mayoría de los indicadores económicos y sociales, en el vagón de cola tanto de España como de Europa, no podremos entusiasmarnos con lo que nos ofrecen como la segunda parte.

Apela el ejecutivo extremeño para llevar a cabo tal empresa a la solidaridad estatal y europea, de la que dependen el 50% de las inversiones, solidaridad que, hasta el momento, nadie ha garantizado. Resulta llamativo, sin embargo, que una región que llama continuamente al compromiso solidario del Estado y de las demás regiones para con el desarrollo de nuestra tierra sea, a su vez, tan poco solidaria de puertas a dentro.

Porque existen dentro de Extremadura grandes desequilibrios entre las distintas comarcas que la conforman. Así, mientras unas comarcas donde se acumula la población (y los votos), se acumulan las inversiones, se mejoran las infraestructuras y se proyectan obras faraónicas como el tren de alta velocidad y el aeropuerto, otras comarcas periféricas entre las que está la nuestra, la Campiña Sur, se ven desplazadas del desarrollo y deben conformarse con migajas.

Se habla de desarrollo económico pero se olvida que la Campiña Sur demanda el desarrollo rural como instrumento esencial del desarrollo.

Se habla de grandes infraestructuras que nos comuniquen con el exterior pero se olvida que la Campiña Sur lo que demanda es una red que de consistencia al territorio a través de carreteras locales, de trenes regionales, etc.

Se habla de sostenibilidad ambiental pero la Campiña Sur necesita hablar de soluciones a la refinería y al cementerio nuclear.

Se habla de nuevas tecnologías cuando en la Campiña Sur hay una cobertura deficiente (o simplemente no la hay) de telefonía móvil, ADSL, televisión digital terrestre, etc.

La nuestra es una comunidad autónoma extensa y escasamente poblada, con una pirámide poblacional casi invertida y una gran ruralidad, premisas estas indispensables para acometer una construcción armónica y equilibrada de Extremadura, y solidaria con el pueblo extremeño.

martes, 29 de enero de 2008

DECLARACIONES DEL SEÑOR CABAÑES

RESPECTO A LAS DECLARACIONES DEL SEÑOR CABAÑES PUBLICADAS EN REGION DIGITAL.COM (29 de enero)

No tienen desperdicio las declaraciones, recogidas hoy en los medios, del señor Cabañes, edil del ayuntamiento de Badajoz y número uno en las listas del PSOE al congreso por nuestra provincia.

En primer lugar, por la falta de buen gusto al caer en ese juego zafio de los bailes de cifras a que nos están acostumbrando últimamente muchos de nuestros políticos de los dos “grandes” partidos nacionales (y en el que el señor Cabañes incide de forma alarmante) sobre sus logros al frente del ejecutivo nacional en sus periodos de gobierno, de una manera que recuerda más una riña de patio de colegio entre dos niños enumerando las hazañas de sus hermanos mayores o una puja de mercadillo, que un debate constructivo ante unas elecciones generales en las que está en juego el gobierno que representará a los españoles en los próximos cuatro años. Porque, vamos a ver, de qué otra forma se puede interpretar el cruce de cifras al más puro estilo “quién da más” al que asistimos día sí y día también los ciudadanos de esta provincia en particular y del país en general: que si tramos de autovía entregados, en construcción o “en información”; que si tantas líneas de AVE; que si tanto descuento en los impuestos, que si doscientos euros, que si cuatrocientos… Por favor, señores, un poco de templanza. O los bailes con las previsiones de diputados: que si nosotros sacaremos tres escaños, pues nosotros cuatro, que si estamos tantos puntos por encima o cuantos por debajo. Y no es que sea malo echar mano de las estadísticas, pero lo poco agrada y lo mucho enfada, sobre todo teniendo en cuenta lo manipulables que estas pueden ser ya que su abuso por los dos bi-partidos, más que aportar, desluce la democracia y genera una sensación de desamparo en el ciudadano ¿quién engaña?, ¿quién dice la verdad?

Pero hay además, un par de flores a destacar, como las palabras del señor Cabañes, anunciando a los cuatro vientos, como si de un enorme mérito democrático se tratase, su intención de conciliar los cargos de concejal y diputado para que “nadie se sienta traicionado por mí porque salgo huyendo”, suponemos que para distanciarse del señor Floriano, del PP. Cuando lo verdaderamente importante de la democracia, yendo al fondo del asunto, es la renovación, especialmente relevante esto en un partido que se autodenomina “progresista”. Si obtiene usted el escaño de diputado, señor Cabañes, hágase cargo de él, con dedicación plena, trabaje desde allí por la provincia de Badajoz, como pregona, y deje que otra persona ocupe su cargo de concejal y se dedique con la misma energía, o más, a ello. No se aferre a dos sillones creyendo hacernos un favor.

No parece, desde luego, la mejor forma de lograr “dar a Badajoz una enorme proyección” el ocupar simultáneamente los cargos de edil y diputado, como pretende (y seguramente conseguirá) el señor Cabañes. Ciertamente que la relación del diputado con su circunscripción se ha ido desdibujando con los años: una vez elegidos, los diputados, tanto populares como socialistas (también de los suyos hay ejemplos “que me gustaría que nos explicasen alguna vez a que se dedican en Madrid, aparte de pasear por los pasillos del Congreso y su entorno”, como usted mismo dice), se pierden entre las filas de los respectivos partidos y no queda relación administrativa alguna con aquellos por cuyos votos están allí. Lo cual, desde luego, no es lo más deseable. Ante esta situación, si de verdad queremos acercar de nuevo el diputado a sus electores y aumentar la democratización de nuestro sistema, habrá que pensar en otras medidas de más profundidad y envergadura, fórmulas desde la seriedad y el consenso entre los partido, y la propuesta del señor Cabañes, que, más que una solución, es un remiendo populista para momentos preelectorales.

Y por último, no es posible dejar de comentar las declaraciones del señor Cabañes en torno al tema de la influencia de las fuerzas nacionalistas en la política territorial del Estado. “La mejor manera de que el señor presidente no haga concesiones –nos dice- es darle fuerza”; y sigue: “una mayoría que le permita no depender de los nacionalistas”. Al margen de lo discutible y legítimo (o ilegítimo) que pueda ser tratar de quitar fuerza a los partidos nacionalistas, que el mismo derecho tienen, digo yo, de existir y entrar en el juego político que cualquier otro partido, al margen de eso, la verdad es que el señor Cabañes ha ido a buscar soluciones, nuevamente, en el universo de la obviedad y la demagogia, teniendo nuestro Estado, como tiene, una asignatura pendiente tan importante como la reforma de la ley electoral. Una ley electoral, no lo olvidemos, sangrante e injusta que discrimina el valor del voto de cada ciudadano en función del partido al que vota, y limita de esta forma su libertad al establecer que los bi-partidos y los partidos nacionalistas obtienen un diputado por una media de entre 60 y 70 mil votos mientras que Izquierda Unida necesita más de 200 mil.

DECLARACIONES DEL SEÑOR CABAÑES

RESPECTO A LAS DECLARACIONES DEL SEÑOR CABAÑES PUBLICADAS EN REGION DIGITAL.COM (29 de enero)

No tienen desperdicio las declaraciones, recogidas hoy en los medios, del señor Cabañes, edil del ayuntamiento de Badajoz y número uno en las listas del PSOE al congreso por nuestra provincia.

En primer lugar, por la falta de buen gusto al caer en ese juego zafio de los bailes de cifras a que nos están acostumbrando últimamente muchos de nuestros políticos de los dos “grandes” partidos nacionales (y en el que el señor Cabañes incide de forma alarmante) sobre sus logros al frente del ejecutivo nacional en sus periodos de gobierno, de una manera que recuerda más una riña de patio de colegio entre dos niños enumerando las hazañas de sus hermanos mayores o una puja de mercadillo, que un debate constructivo ante unas elecciones generales en las que está en juego el gobierno que representará a los españoles en los próximos cuatro años. Porque, vamos a ver, de qué otra forma se puede interpretar el cruce de cifras al más puro estilo “quién da más” al que asistimos día sí y día también los ciudadanos de esta provincia en particular y del país en general: que si tramos de autovía entregados, en construcción o “en información”; que si tantas líneas de AVE; que si tanto descuento en los impuestos, que si doscientos euros, que si cuatrocientos… Por favor, señores, un poco de templanza. O los bailes con las previsiones de diputados: que si nosotros sacaremos tres escaños, pues nosotros cuatro, que si estamos tantos puntos por encima o cuantos por debajo. Y no es que sea malo echar mano de las estadísticas, pero lo poco agrada y lo mucho enfada, sobre todo teniendo en cuenta lo manipulables que estas pueden ser ya que su abuso por los dos bi-partidos, más que aportar, desluce la democracia y genera una sensación de desamparo en el ciudadano ¿quién engaña?, ¿quién dice la verdad?

Pero hay además, un par de flores a destacar, como las palabras del señor Cabañes, anunciando a los cuatro vientos, como si de un enorme mérito democrático se tratase, su intención de conciliar los cargos de concejal y diputado para que “nadie se sienta traicionado por mí porque salgo huyendo”, suponemos que para distanciarse del señor Floriano, del PP. Cuando lo verdaderamente importante de la democracia, yendo al fondo del asunto, es la renovación, especialmente relevante esto en un partido que se autodenomina “progresista”. Si obtiene usted el escaño de diputado, señor Cabañes, hágase cargo de él, con dedicación plena, trabaje desde allí por la provincia de Badajoz, como pregona, y deje que otra persona ocupe su cargo de concejal y se dedique con la misma energía, o más, a ello. No se aferre a dos sillones creyendo hacernos un favor.

No parece, desde luego, la mejor forma de lograr “dar a Badajoz una enorme proyección” el ocupar simultáneamente los cargos de edil y diputado, como pretende (y seguramente conseguirá) el señor Cabañes. Ciertamente que la relación del diputado con su circunscripción se ha ido desdibujando con los años: una vez elegidos, los diputados, tanto populares como socialistas (también de los suyos hay ejemplos “que me gustaría que nos explicasen alguna vez a que se dedican en Madrid, aparte de pasear por los pasillos del Congreso y su entorno”, como usted mismo dice), se pierden entre las filas de los respectivos partidos y no queda relación administrativa alguna con aquellos por cuyos votos están allí. Lo cual, desde luego, no es lo más deseable. Ante esta situación, si de verdad queremos acercar de nuevo el diputado a sus electores y aumentar la democratización de nuestro sistema, habrá que pensar en otras medidas de más profundidad y envergadura, fórmulas desde la seriedad y el consenso entre los partido, y la propuesta del señor Cabañes, que, más que una solución, es un remiendo populista para momentos preelectorales.

Y por último, no es posible dejar de comentar las declaraciones del señor Cabañes en torno al tema de la influencia de las fuerzas nacionalistas en la política territorial del Estado. “La mejor manera de que el señor presidente no haga concesiones –nos dice- es darle fuerza”; y sigue: “una mayoría que le permita no depender de los nacionalistas”. Al margen de lo discutible y legítimo (o ilegítimo) que pueda ser tratar de quitar fuerza a los partidos nacionalistas, que el mismo derecho tienen, digo yo, de existir y entrar en el juego político que cualquier otro partido, al margen de eso, la verdad es que el señor Cabañes ha ido a buscar soluciones, nuevamente, en el universo de la obviedad y la demagogia, teniendo nuestro Estado, como tiene, una asignatura pendiente tan importante como la reforma de la ley electoral. Una ley electoral, no lo olvidemos, sangrante e injusta que discrimina el valor del voto de cada ciudadano en función del partido al que vota, y limita de esta forma su libertad al establecer que los bi-partidos y los partidos nacionalistas obtienen un diputado por una media de entre 60 y 70 mil votos mientras que Izquierda Unida necesita más de 200 mil.

martes, 22 de enero de 2008

Nuevos tiempos, viejos métodos

Malcocinado - Nuevos tiempos, viejos métodos

Siglo XXI. Año 2008. Mes de enero. Signamos esta fecha, que conste, no por una frivolidad decorativa o por simple esnobismo, sino para situar al lector que, ya metido en la sustancia del texto, pudiera llegar a creer que estamos hablando de épocas pasadas, la dictadura, la España de los Austrias, la Edad Media o, más atrás aún, la hispania prerromana organizada en clanes y tribus; cuando de lo que se trata en las líneas que siguen es algo tan de rabiosa actualidad como el quehacer del ayuntamiento de Malcocinado.

Un ayuntamiento, no obstante, un poco a trasmano de la historia, de la historia democrática, entiéndase, de los cambios acaecidos en nuestro país desde que hace ya 30 años se promulgara la constitución, de esa serie de cambios que nos están conduciendo por la senda de la democracia, la libertad y la participación de todos en el gobierno de la localidad, de la comunidad y del país. Conceptos que, no obstante, aún no han calado en nuestro querido Ayuntamiento. Y citamos, para muestra, unos ejemplos:

Después de un cuarto de siglo al frente del Ayuntamiento, el alcalde de Malcocinado no ha tenido (ni tiene) a bien informar a los vecinos de lo tratado en los plenos, ni al completo ni en resumen, contraviniendo así lo dispuesto en el Reglamento de Organización y Funcionamiento de la Entidades Locales en su artículo 229. Bien está que no se radie o televise, tiene disculpa, pero lo que no la tiene es que tampoco se publique en los tablones de anuncios que hay “ad hoc” para informaciones municipales, o que se “cuelgue” en la desactualizada página web del ayuntamiento de Malcocinado. De modo y manera que la población no tienen ninguna forma de enterarse de lo tratado en cada pleno si no es yendo al propio ayuntamiento y preguntando (y arriesgándose a recibir una respuesta desagradable).

En cuanto a la transparencia de lo que la corporación municipal hace y dispone, en lugar de avanzar retrocedemos. Si no ¿cómo se explica que a fecha de hoy el Sr. Alcalde no haya remitido ni siquiera una copia de la Cuenta General del Ejercicio pasado a los concejales de Izquierda Unida, que se la solicitaron por escrito hace más de cinco meses? Y eso a pesar de que la legislación asigna a la oposición la función, entre otras, de controlar y fiscalizar a los órganos de gobierno, así como el derecho de obtener cuantos antecedentes, datos o informaciones que obren en poder de los servicios de la corporación y resulten precisos para el desarrollo de su función. Derechos estos muy bonitos pero que, lamentablemente, no se llevan a la práctica. ¿Cómo se puede opinar sobre un punto, o realizar propuestas o rectificaciones al mismo si no se puede examinar en profundidad? ¿Cómo se pueden aprobar unas cuentas si no se tiene la posibilidad de estudiarlas con antelación a través de una copia, como hacen en casi todos los ayuntamientos democráticos? ¿Puede uno, en conciencia, aprobar algo que puede afectar a otras personas nada más que oyendo una lectura rápida del tema, en un momento? ¿Cómo se puede llevar a cabo así la función de control y fiscalización de quienes gobiernan?

Durante varias legislaturas, el alcalde de este pueblo se ha recetado un “salario encubierto” por el método de aplicarse una asignación desmesurada por asistencia a pleno, mayor que la del resto de concejales (pese a las sentencias del Tribunal Supremo en contra de tales medidas), que en la pasada legislatura fue de 600€, pleno tras pleno, ordinario o extraordinario. Después de mucho insistir Izquierda Unida en la irregularidad de la práctica se ha conseguido que este año el alcalde tenga su contrato y cobre de forma legal un salario. Sin embargo, ni por esas se hacen las cosas adecuadamente, ya que el salario a percibir sobrepasa lo establecido por la Federación de Municipios y Provincia (FEMPE). ¿Y qué dijo el Sr. Alcalde cuando se le recordó este particular? Que eso de la FEMPE no era una ley, sólo un acuerdo.

Así que, en esta Extremadura que se asoma al siglo XXI con afán de desarrollo social y crecimiento económico, quedan aún asignaturas pendientes en cuanto democracia y buen gobierno a las que habrá que dar una respuesta clara y pronta por parte de los poderes públicos.